Sento Forment i Romero pintor y escultor valenciano.

Profesor en la Esuela de Arte y Superior de Diseño en Valencia.

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Cáctus. Sento Forment i Romero. Pintor valenciano

Primavera de 1986
Técnica: poliéster
Dimensiones: el cactus, 42 cm de altura; la maceta 41 cm de altura y 45 cm de diametro

CACTUS

Las púas y las aterciopeladas areolas son naturales, quiero decir que están extraídas de dos tipos de cactus muy comunes en la comarca donde vivo. Las más pequeñas y blanquecinas. con menor areola, pertenecen a la OPUNTIA FICUS-INDICA (tribu opunteas; subgénero Platyopuntia) o chumbera; las más grandes, de areola de piel de melocotón. vigorosas y de color amarillo ocre son de la OPUNTIA SUBULATA (tribu opunteas; subgénero Cylindropuntia), de éste no conozco el nombre popular.

Vivía un momento crítico, ya muy decantado al detenninismo de la existencia humana, en el que me dejaba atrapar por la locuacidad de la ciencia para explicar la vida y comenzaba a repudiar el retraimiento, la ausencia de argumentos, de la religión y de la filosofía para fundamentar la existencia humana como algo trascendente con sentido. Mi volición era que se viese al hombre inmóvil, atrapado en su naturaleza: pero vivo, por eso le puse ojos. El determinismo se ve en el crecimiento pautado, no elegido por el individuo sino por la naturaleza (leyes inmutables que los accidentes vuelven mudables) Hacer del hombre un vegetal: he aquí el nudo. Un vegetal obediente a la matemática del crecimiento. he aquí el abismo. Un hombre cubierto de una red de pinchos, erizado, enfadado, de mirada áspera. Un hombre y sus hijuelos cumpliendo las leyes de la sección áurea, en vertical y en espiral.

Cinco como el pentagrama, está en mi biblioteca la posibilidad de dar detalles de las complejas funciones matemáticas de generación de la forma del cactus, pero no está en mi capacidad la posibilidad de explicarlo. Estimo por tanto que es mejor que esta tarea la hagan los eruditos, que seguramente enriquecerán la mía. A menudo me doy cuenta de que mis decisiones matemáticas inconscientes andan por delante de mí, de tal modo que las pierdo de vista y me veo abocado a actuar por intuición, pero alegre por el secreto pensamiento de que estoy acertando sin saberlo.

Quién pretenda interpretar la escultura como un alegato ecológico anda muy errado. No se trata de prestar al mundo vegetal un estatuto existencial parejo al nuestro, sino al contrario, se trata de rebajar la existencia humana al nivel de los vegetales. La comunicación es : no tenernos mejor suerte que los vegetales.

DETALLE TÉCNICO

Se modeló en barro y se coció. De la terracota se obtuvo un molde, y del molde una imperfecta (desastrosa sería mejor) copia del barro en poliéster con una mezcla de pigmentos verdes, amarillos y blancos. Tuve que realizar una minuciosa tarea de restauración. Las placas del molde se habían corrido, lo que da lugar a que los casquetes de la copia estuvieran ligeramente desplazados. En algunas partes, el poliéster no había registrado bien el molde porque el liquido desmoldeante de la escayola era demasiado espeso y por un secado excesivamente rápido (fui muy descuidado en las medidas de la preparación) la fibra de vidrio tiró del poliéster impidiendo el contacto íntimo con el molde.

El trabajo de restauración consistió en rellenar las masas abolladas y disimular el desencaje de las junturas. En las orejas tuve muchos problemas, algunas se rompieron al extraer el molde de escayola, que por cierto se estropeó irrecuperablemente. Sobrevinieron otros accidentes que, todo sea dicho de paso, no me perturbaron en absoluto: todo cactus está repleto de accidentes que alteran su crecimiento. Durante el proceso de restauración no acerté en la proporción de los pigmentos, me ocurrió varias veces. En dos o tres ocasiones se me cayó la pieza de la mesa de trabajo, una vez se rompió una oreja de la cabeza mayor, otra se rehundió un cráneo y se hicieron unas grietas. Suavizando la superficie con la lija me aparecía una enorme burbuja de la colada, qué sé yo. Pero pensé: ¿Has visto alguna vez un cactus perfecto. te has encontrado alguna vez una persona sin mancha. la matemática de la disposición de las púas es constante y proporcional siempre? Nunca se mantiene. no existe el cactus perfecto. Me dije: ¡Que sea imperfecto también mi cactus y que sus imperfecciones se deban al azar y al descuido! Bueno. perdón. la ceguera del ojo derecho del segundo cráneo es intencionada. Si algunas púas están tronzadas o torcidas, de ello no tiene la culpa sino la naturaleza, que a ella se las robé. Los ojos son necesarios, si se compara la pieza de terracota. con unos ojos burdos y falsos, a la pieza de poliéster se da cuenta uno de que hay cosas vivas y cosas muertas. Los ojos son las flores del cactus, el color del iris no quiere otra cosa que rememorarlos.